Asegúrate de que el vehículo está en un lugar seguro y plano.
Revisa que los cinturones de seguridad estén abrochados y que los pasajeros estén bien sujetos.
Comprueba que los retrovisores estén ajustados correctamente.
Verifica que todas las luces del vehículo funcionen adecuadamente.
Revisa la presión de los neumáticos y su estado de desgaste.
Al poner en marcha:
Antes de arrancar el motor, asegúrate de que el freno de mano esté activado.
Introduce la llave en el encendido y gírala hasta que el motor arranque.
Desactiva el freno de mano lentamente.
Comprueba que el vehículo esté en el punto muerto o en su caso, cambia de marcha cuidadosamente.
Acelera lentamente y de forma progresiva para evitar dañar el motor.
Al conducir:
Mantén una distancia de seguridad con el vehículo de enfrente.
Respeta los límites de velocidad y las señales de tráfico.
Asegúrate de estar consciente de las condiciones del camino, tales como baches o charcos.
Evita distracciones como el uso del teléfono o comer mientras conduces.
Si necesitas cambiar de carril, utiliza las señales correspondientes para advertir a los demás conductores.
Al finalizar:
Antes de apagar el motor, asegúrate de que el vehículo esté completamente detenido.
Coloca el freno de mano y selecciona el punto muerto (en el caso de los vehículos de transmisión manual).
Apaga todas las luces y dispositivos eléctricos.
Retira la llave del encendido.
Cierra todas las puertas y ventanas.
Recuerda que la seguridad vial es responsabilidad de todos los conductores. Poner en práctica estos consejos te permitirá no solo conducir de forma segura, sino también extender la vida útil de tu vehículo.